Y seguimos con el rosario de los cumpleaños con que la discografía de Iron Maiden asola el otoño. Tal día como hoy, hace 29 años, el mundo podía disfrutar y tener en sus manos "Live after death", el primer disco en directo que la Doncella sacaba al mercado, si consideramos que "Maiden Japan" fue editado como maxi single. ¿Qué puede decirse de este directo que no se haya dicho ya? Un clásico entre los clásicos, un disco que al poco de estar en las calles ya estaba considerado como una de las grabaciones en vivo más definitivas del rock por aquel entonces, al lado de auténticas joyas como "Made in Japan" de Purple, "Alive" de Kiss, o "Live at Leeds" de The Who... Y posiblemente dentro del heavy metal no tenga "rival"; no creo que ninguna banda de metal haya sido capaz de grabar un disco como éste, ni todos unos Priest o Metallica, por poner dos grandes nombres, fueron capaces de llevar a un álbum ni a un vídeo el cúmulo de emociones, música y espectacularidad que los chicos de Harris derrocharon en "World Slavery Tour".
Cuando tuve por primera vez en mis manos aquel doble vinilo, con aquella portada tan extraordinaria... Abrir el disco, encontrarte aquel libreto, las fotos... todo tan cuidado, tan pensado para la total satisfacción de los fans... Cuando la aguja cae en el primer corte, y uno se encuentra con el discurso de Churchill... aún a pesar de que mi inglés era nefasto por entonces (hoy no ha mejorado demasiado), escuchar al entonces premier británico arengar al pueblo para luchar contra los alemanes me produjo una sensación de emoción creciente para lo que estaba por llegar, y hasta tal punto me ha marcado ese discurso, como supongo a muchos de los que me leerán, que cuando lo escuché al margen de la música de Maiden, siempre esperaba los primeros acordes de "Aces high" tras "never surrender!!!".
Musicalmente "Live after death" recogía a los Maiden más puros, a un grupo hecho a sí mismo que nos demostraba que realmente eran músicos de escenario, de directo, que habían aprendido de la experiencia de los últimos años (5 desde la edición de su primer disco), y que no temían a nada que se les pusiera por delante. El disco se grabó en 8 noches: 4 en Long Beach, en Los Angeles, y otras 4 en Londres, en el Hammersmith. Se completó al día siguiente de su publicación con un VHS que todavía quitaba más el aliento; si el audio ya era extraordinario, las imágenes te hacían saltar el corazón. Un escenario espectacular, unos músicos entregados, un público que fue complemento perfecto, y mucha maestría en la grabación y en la mezcla.
Aunque "Live after death" era realmente un lanzamiento brutal para el momento, los años de visionado dan otras perspectivas: Bruce estaba cansado, lo cual se nota en su voz, pero también en alguna que otra actitud, como por ejemplo durante los solos de Dave y Adrian en "Powerslave", cuando Eddie sale a la pista y se coloca al lado de Bruce, quien le aparta de forma poco amistosa. Por otro lado, el sonido de las guitarras nunca me convenció del todo: demasiado agudas para mi gusto.
En todo caso, "Live after death", a pesar de las diferentes emociones que genera Iron Maiden, es uno de los grandes discos en vivo de toda la historia del rock, y si bien Maiden han hecho otros grandes discos en directo, léase "Maiden England" o "Rock in Río", la magia que rezuma "Live after death" nunca se pudo igualar.