Por aquel entonces (y más o menos como ahora), mucha gente de Tudela solía ir los sábado a Zaragoza a comprar a las grandes superficies que todavía no habían llegado a nuestra ciudad. Para los chavales de mi edad (10-11 años) era un peñazo tener que sacrificar un sábado de pachangas futboleras en el patio con los colegas por pasarse todo el día metido en un centro comercial probándose ropa, zapatos y demás complementos jejejeje!!!! Por ello, y como chantaje, yo accedía a la tortura sin rechistar siempre y cuando hubiera contrapartida por parte de los padres en forma de disco. Recuerdo como si fuera hoy el instante en el que, entre todos los discos de vinilo que había en esa estantería del Alcampo aapareció el azul celeste del Seventh Son... y no dudé en elegir ese. Todavía lo guardo como oro en paño, pese a no tener tocadiscos, porque mi ilusión es ponerle un marquito y exhibirlo en mi casa junto al resto de objetos que me unen a los Iron. Pero lo que más me choca es que, cuando me compre el disco en formato CD, eché de menos escuchar el chisporroteo que producía la aguja del tocadiscos junto con la estrofa inicial de Moonchild. Ese chisporroteo era precioso..., y le daba al tema un toque especial.
Por recuerdos como esos, y por esos acordes iniciales del disco que me llevan en el tiempo a mi tierna infancia, cuento los días para que llegue el 1 de junio y poderlo gritar frente a Steve, Dave, Adrian, Nicko, Janick y Bruce.