Cada quién afronta un disco de Maiden, como de cualquier otro grupo, de forma única, si bien luego se pueden compartir muchas cosas. En mi caso, los primeros discos de la banda me entraron a la primera y sin rechistar. Creo que no fue hasta "The X Factor" que tuve que emplearme más en escuchar los difentes temas por primera vez. Creo que esto tiene mucho que ver con el tipo de canciones; al margen de que Iron Maiden siempre ha hecho una música con muchos cambios, sus primeros 9 discos son bastante directos, con unas estructuras a veces complejas, pero en cualquier caso que tienen ese punch que te deja tieso desde la primera escucha. Porque a veces no es tanto el minutaje como la complejidad, a la hora de hacerse con una canción.
Durante años, las canciones de Maiden estaban basadas en impactar, en ofrecer unos riffs de guitarra efectivos, unos dibujos doblados con melodía, unas voces potentes, y unas líneas de bajo demoledoras. Cualquiera que accedía a la música de Maiden tendría que fijarse en apenas un par o tres detalles para hacerse con el tema en su totalidad. Pero a medida que pasaron los años eso dejó de ser así; los músicos maduraron, y quisieron demostrar más cosas en el estudio. SSOASS, si bien sigue siendo un disco bastante directo, tiene canciones con unas estructuras a veces intrincadas; baste escuchar las guitarras que acompañan a Bruce en las primeras estrofas de "Infinite Dreams"... no creo que volviesen a hacer algo así después. A la vuelta de Bruce y Adrian la música de Maiden varió, inicialmente porque regresaban dos pesos pesados tanto en la ejecución como en la composición, y de hecho se nota más heterogeneidad en los diferentes temas, y esto es importante: a mayor heterogeneidad, más difícil se hace quedarte con el disco en su globalidad. Para AMOLAD decidieron meter pasajes progresivos sin ningún tipo de complejo, faceta que explotaron aún más, ganando en flexibilidad, en TFF. Y aquí, insisto, ya no es sólo una cuestión de minutaje: hay infinidad de matices en la música que antes no estaban presentes. Todavía hoy escucho "Starblind" y descubro cosas nuevas. Maiden ya no compone "a lo fácil", sacando una letra y sobreponiendo una música basada en el riff, sino que se trabajan las guitarras desde otro punto de vista, buscando la melodía, el detalle, intentando demostrar que saben hacer más que riffs setenteros. De hecho, las guitarras de Maiden son muy diferentes en los últimos 20 años a lo que habían sido en los 80.
El nuevo disco, en mi opinión, va a tener muchos elementos: a buen seguro se mantendrán los matices progresivos, los dibujos de guitarra complejos, melodías dobladas, líneas de bajo potentes y también melódicas, voces aplastantes... pero también habrá esencias ochenteras, guitarrazos bestiales, y riffs como antiguo. Son muchos minutos, y seguro que habrá temas que necesitarán una docena de escuchas o más para que se pueda degustar al 100%.