Sobre el porqué de que Harris y Dickinson no le tienen estima a "Somewhere in time" hemos hablado mucho en este foro. Yo con el tiempo quizá he llegado a entender por qué, y va a tener más que ver con el contexto en el que se grabó el álbum, amén de las influencias personales de cada quién.
"World Slavery Tour" fue terrible, porque independientemente del enorme éxito que cosecharon, y el tremendamente espectacular show que se llevaron por todo el mundo, fue una gira también tremendamente extenuante por lo que les exigió física y psicológicamente. Bruce Dickinson se pensó por primera vez abandonar la banda en esos días, por lo que difícilmente podía entrar a componer y grabar para el siguiente disco a "Powerslave" con las ganas que sí mostró en los 3 anteriores. Harris, por no variar, quiso darle una vuelta de tuerca al sonido de Maiden, y para ello contó con la inestimable ayuda de Adrian Smith y Martin Birch, quienes desde sus aportaciones dotaron a la banda de una atmósfera demasiado moderna para lo que era entonces el heavy metal, tanto a nivel de sonido como de composición. Yo, sinceramente, no creo que tuviesen claro hacia dónde querían ir; quizá sí Smith, el miembro más versátil e innovador de la Doncella, pero dudo mucho que Harris y Dickinson quisieran ir en esa dirección con convicción.
Para "Seventh son..." Harris tuvo la certeza de querer profundizar en ambientaciones progresivas, pero con unas guitarras y composiciones menos agresivas, si bien tanto las guitarras como los bajos son más complejos que nunca antes. "Seventh son..." suena más directo, menos crudo ("Somewhere in time" sonaba tremendamente duro en ocasiones, léase "Caught somewhere in time" o "Sea of madness"), y es el disco en el que Harris comenzó a poner en práctica esquemas que luego culminaría con la marcha de Dickinson. En todo caso, creo que para este disco sí había una dirección prevista de antemano, y de hecho se trata de su primera obra conceptual, lo cual hubiera sido imposible sin planificar qué y cómo hacerlo.
Entender por qué hicieron "No prayer for the dying" tras el enorme "Seventh son..." es complejo, pero si nos paramos a pensar no lo es tanto. Dickinson y Harris provenían, sobre todo Dickinson, de una tradición e influencias muy hardrockeras, y creo que el declive del metal a finales de los '80, unido a las ganas de retomar sus clásicos, les hizo componer y grabar un disco menos heavy y más cercano al rock duro, algo que aún modularon mucho más con "Fear of the dark". De hecho, si bien "Seveth son..." es un grandísimo disco, y pocos discos de heavy metal se le pueden equiparar (y si me apuro de rock en general igual hablamos de que "Seventh son..." estaría entre los 150 mejores discos de toda la historia del rock, lo cual es mucho decir), en 1988 tenía algo difícil hacerse un hueco ante "Appetite for destruction" de Guns and Roses, "Girls, girls, girls" de Mötley Crüe, "New Jersey" de Bon Jovi... el glam metal y el rock mainstream americano entraron con fuerza, y en parte alguna culpa tuvieron vacas sagradas como Ozzy, Judas Priest o Scorpions, que se dejaron llevar por las ventas y la mayor aceptación del rock duro en USA y por ende la posibilidad de hacer muchos shows en su territorio, lo cual les llevó a hacer discos algo más comerciales.
Mucha gente dice que "Seventh son of a seventh son" es el último gran disco de Maiden; es posible que así sea, porque esa chispa que se respira aún en cortes como "Moonchild", "Infinite dreams", "Can I play with madness", "The evil that men do" o "The prophecy" ya poco la sacaron a pasear en años siguientes, más allá de unos pocos cortes en cada disco hasta hoy. Lo cierto es que ese disco es la culminación de una década de un ascenso directo al estrellato de Maiden, y la gira de promoción fue la consagración (materializada en su liderazgo para Donington '88) de la que para entonces era la banda de metal más grande.