Ayer tuve la suerte de asistir a mi primer concierto de Maiden desde la primera fila. Los restantes siempre los he visto desde donde me ha tocado, entrando tras acabar los teloneros de turno.
Permanecí más solo que la una desde las 3 y media, en una explanada de sol abrasador, esperando que se pusiera en marcha todo el jodido protocolo del "first to the barrier" de las pelotas. Y en contra de todo lo que se me indicó en el mensaje del FC, no se hizo nada de esto hasta las 6 de la tarde.
Fueron muchas horas de introspección escuchando comentarios ajenos, muchos de ellos en catalán, chavales de los que son capaces de ir a cuatro o cinco conciertos de una misma gira, o incluso a gastarse lo que cuesten cosas como el bruce trip air, gente venida de muchos puntos de españa y de otros países y una organización, como suele pasar (no se si aqui o en todas partes) de puñetera pena.
Me mamé a los Edguy, como pude, y tarareé los temas de Jehtro Tull, o ACDC que durante la larga espera sonaban desde los amplis del escenario. PAra un tío de 36 años y 110 kgs, sin compañía, todo esto fue una terrible tortura que por fin tocó a su fin a las 21'30, cuando sonaron las notas de "Marte, el portador de la guerra" de E. Holst, y cayó el telón a los acordes de "The Wicker Man". El estribillo "Your time will come", se hizo por fin realidad y empecé a disfrutar como un enano.
El sonido para mi fue más o menos el de siempre. Después de 5 conciertos de Maiden, creo que si quiero disfrutar en España de la deliciosa calidad de sonido que me gustaría, tendré que acabar por comprarme un home theater de esos, con sus DTS, su subwoofer y toda la hostia y hacerlo en mi casa.
Pero ver en directo y en primera fila el espectáculo crudo y auténtico, sin artificios de marketing, de estos cincuentones tan bien avenidos y cuya única excelencia se encuentra en la música que hacen y en la buena forma en la que se encuentran, mereció una vez más la pena. Una pena esta vez más dura de padecer de lo que nunca fue para mi, por la que no volvería a pasar mañana... Pero que seguramente volvería a padecer con gusto dentro de un año si tuviera la oportunidad.
Disfrutar de Blood Brothers, Benjamin Breeg, These Colours dont't run, y bailar la grandiosa y oscura danza de la muerte en primera línea, fue otra suerte. Estoy un poco harto de leer las críticas al setlist, al último disco, o a los últimos discos desde BNW. Creo que los chavales que las escriben, harían bien en desentenderse de Maiden, seguir honrando los temas de los 80, y deleitarse con otras bandas del tiempo que les ha tocado vivir. Si algo ha llevado a la gente de Steve Harris ha donde están hoy por hoy, es el haber hecho siempre lo que han estimado conveniente, no dejándose llevar por modas, tecnicas de mercado, o dictados del público y la prensa músical. Unos escenarios que se han quedado anclados en el pasado, con un eddie escénico, que por mucho que mejoren con añadidos dirigidos por control remoto, sigue dando un poco de pena, pero una música casi siempre magistral, a pesar de tantos discos. Si no te gustan estos Maiden, no los escuches. Pero son los mismos que hace 20 años. Y creo que ahí radica su autenticidad y la clave de que ayer yo estuviese acompañado de niños ilusionados, chicas que no se limitaban al papel de acompañante de sus parejas y que coreaban las canciones de memoria, o centenares de tios que eran incluso mucho más viejos que yo.
Gracias a los tipos de seguridad que se hartaron de repartir botellines de agua y de "humedecer" el ambiente. Al chavalín de 13 años que tuve delante durante todo el viacrucis, entre la valla y yo, por devolverme un poco de juventud y por hacerme echar un poco menos en falta a mi chaval de tres años que dejé mejor en el hotel, y a los dos tiarrones que tenía a mi derecha: tios, no pelearos así por una muñequera de Nicko Mcbrain... que dabais un poco de verguenza ajena...